domingo, 28 de septiembre de 2014

Entre lo amargo del café quedó el aroma y el calor. Lo que me dio, me lo dejó cuando se fue. Con la certeza y la razón de sabe Dios quién sabe qué. Que lo invisible existe sólo porque no se ve.
No soy la foto del carnet, no soy la luz en el balcón. Yo solo soy el que llegó y el que se fue.
No sé muy bien a dónde voy para encontrarme búscame en algún sitio entre la espada y la pared.
Las nubes con el viento siempre están cambiando, quizás podamos ver el sol de vez en cuando.
Puede ser que todo vuelva a ser cuando es tarde para responder que nunca más.

Voy a quedarme en este mar aunque me estrelle entre las rocas, aunque me pise el mismo pie que antes beso mi boca.
No encontrar el equilibro y agarrarse. Lo contrario de vivir es no arriesgarse. O quien sabe qué. 

Maldita noche que pasé no sé muy bien por qué razón que sin dormirme te soñé; me pareció escuchar tu voz.
Toda la culpa es del café que me recuerda tu sabor. Y fue la voz que no escuché. Y fue el silencio el que me despertó. 
Toda la culpa fue del aire que rozó mi piel. De la piel que me guardó el calor. El mismo con el que forjé mi oxidado corazón.

Las cosas que no pueden ser son todas las que he sido yo. Las mezclas no me salen bien.
Sexo, drogas, rock & roll.


No hay comentarios:

Publicar un comentario