Mentiría si dijera que las motos no son la mayor parte de mi vida ya que prácticamente crecí entre ellas. Con meses de vida estuve en mi primera carrera de motocross y con apenas dos años estaba en mi primer GP en Jerez de la Frontera. Repetí en Jerez otros 10 años más a los que se sumaron 2 en Montmeló, 1 en Motorland Aragón y este va a ser mi segundo año en Cheste.
Mi mayor locura fue el segundo año que fui a Montmeló. Tenía 14 años y cogí un autobús a Barcelona yo sola porque me habían tocado dos entradas y las compartía con una amiga de Valencia. Aún no sé cómo me lancé a hacer eso cuando luego me da corte pedir una cerveza en un bar.
Sin duda tengo que agradecerle tener esta pasión por este deporte (y tantas otras buenísimas cosas...) a mi padre. Ahora ya no puedo compartir estas experiencias con él, pero sé que está orgulloso de que yo continúe con la "tradición" de oler gasolina mínimo una vez al año. Preferíamos no tener vacaciones e ir un fin de semana a una carrera y disfrutábamos más durmiendo en una tienda de campaña 4 días sin pegar ojo por el ruido de las motos que en un hotel de 5 estrellas.
Este año repetimos la experiencia mi madre y yo que aprovechamos para ver a unas personas muy especiales que conocimos también gracias a este mundillo. Por eso, para ir abriendo boca, os dejo unas fotos que hice el año pasado y que estoy muy orgullosa del resultado ya que la distancia de la grada a la pista es considerable. Espero que os gusten y también deciros que la siguiente entrada será de la parte "creativa" de mi próximo viaje :) ¡que tengáis un buen día!
