jueves, 27 de marzo de 2014

Podemos inventar una estación entre el invierno y la primavera;
del veinte al veintiuno de marzo.
Que dure lo mismo que un concierto de rock
o que el polvo mágico en el que pierdes todo el sexo acumulado en la comisura de tus labios.

Bailar debajo de los cerezos sonrojados que nos miran,
envidiosos,
cómo nos amamos.

También podemos querernos sin permiso,
pero con cuidado;
bien y hasta el fondo.
Tirarnos muchas piedras y declararnos culpables,
sin esconder las manos.

Derramar sentimientos en una confesión de media noche a la luz de una copa de Ginebra mal echada y con media sonrisa del que escucha incrédulo las verdades que asoman de esa boca llena de lágrimas.

Podemos hacer planes para luego deshacerlos,
y comernos la boca a modo de desayuno,
siempre y cuando nos quede hambre para lamernos las costillas
y hacernos cosquillas con la mayor intención de hacernos reír para que,
cuando te vayas,
por lo menos me quede eso: la intención.

Curar cualquier síntoma de amor que se me pueda subir a la cabeza
y no dejarme llevar por el primero que venga jurando un mundo mejor.

A veces, me veo bailando desnuda en la ducha con una sonrisa en la boca -del estómago-
y me pregunto a quién se debe.

Una noche voy a decidir que por cada deseo de pestaña no cumplido,
'un tequila;
y sal de mi vida
con limón.'
Ya verás -borroso- como se nos puede dar de puta madre lo de volar sin alas y caer de risa.
Deprisa.

Aspirar a ser nadie en tu vida para ser todo en la de alguien,
jugar a ganarnos sin perdernos;
porque puedo jugar contigo al escondite
pero solo para que me encuentres
porque jamás me escondería de ti,
ni te la jugaría porque no quiero perdernos.

Insinúame,mientras te pones cachondo,que solo necesitas un beso en la frente y que te meta la mano en el pantalón para imaginarte un invierno de sexo sin frenos y con muchas curvas.

No me bailes el agua,
bébetela en mi ombligo;
prométeme que no me romperás el corazón,
y que si lo haces solo sería para poder tener más trozos de mí.

¿Me escuchas?
que digo que podemos inventar una estación entre el invierno y la primavera;
que dure un poema bien escrito o una carcajada de suerte o un beso en la mejilla.

Compartir un poco de placer y ponernos hasta arriba de polen,
que la primavera está a la vuelta de la esquina;
como los camellos,
y yo necesito mi dosis.

Irnos a Roma solo para volver a casa porque todos los caminos me llevan a ti.

Declararnos culpables de querer.
Querernos salvar o morir en el intento.

¿Me escuchas?
Podemos inventar una estación entre el invierno y la primavera;
una estación que dure todo lo que te quiero.

Podemos inventar una estación.
De tren,
o una parada de autobús para columpiarnos.

Esquivar el tiempo
 y morir de un amor eterno que dure lo que tarde en llegar el autobús.



martes, 25 de marzo de 2014

La distancia está hecha para los cobardes, para los que no son capaces de dejarlo todo por nadie.


lunes, 17 de marzo de 2014

You've probably heard it before: "sometimes you don't know what you have until it's gone". It seems we always take for granted what we care for the most without even realizing it. Learning to appreciate what you have and let go of what you can't control is one of life's most important lessons. I do not wish my heartache on any of you, but urge you to take a look at your life and evaluate what really matters. I'm going to do the same.






viernes, 7 de marzo de 2014

Si todos los caminos llevan a Roma, ¿cómo se sale de Roma?

Si todos los caminos llevan a Roma, ¿cómo se sale de Roma? A veces pensamos demasiado y sentimos muy poco. Mi padre siempre decía que si alguien quiere formar parte seriamente de tu vida hará lo imposible por estar en ella. Aunque en cierto modo perdamos entre pantallas el valor de las miradas olvidando que cuando alguien nos dedica su tiempo nos está regalando lo único que no recuperará jamás. Y es que la vida son momentos, ¿sabes? Que hoy estoy aquí, mañana... Mañana no lo sé. Así que quería decirte que si alguna vez quieres algo, si quieres algo de verdad, ve a por ello sin mirar atrás, mirando al miedo de frente y a los ojos, entregándolo todo y dando el alma, sacando al niño que llevas dentro, ese que cree en los imposibles y que daría la luna por tocar una estrella. Así que no sé qué será de mi mañana, pero este sol siempre va a ser el mismo que el tuyo. Y yo te elijo a ti. Te elijo a ti por ser dueño de las arrugas que tendré en los labios de vieja y apuesto fuerte por estos años a tu lado, por las noches en vela, las fiestas, las risas, los secretos y los amores del pasado. Tus abrazos, así porque sí, sin venir a cuento, ni tener por qué celebrar algo. Y es que en este tiempo me he dado cuenta de que los pequeños detalles son los que hacen las grandes cosas y que tú has hecho infinito mi límite. Así que te doy las gracias por ser la única persona capaz de hacerme llorar riendo, por aparecer en mi vida con esa sonrisa loca, por ese brillo en los ojos capaz de pelear con un millón de tsunamis.

Así que no, no sé dónde estaremos dentro de diez años ni sé cómo se sale de Roma. No te puedo asegurar nada, pero te prometo que pase lo que pase, estés donde estés, voy a acordarme de ti toda la vida y por eso mi luna va a estar siempre contigo. Porque tú me enseñaste a vivir cada día como el primer día del resto de mi vida y eso, eso no lo voy a olvidar nunca.